Samsung tiene motivos para más que suficientes para esbozar una sonrisa entre tanto litigio. El fabricante surcoreano ha superado sus propias expectativas al anunciar unos beneficios antes de impuestos e intereses de 7.400 millones de dólares durante el tercer trimestre de 2012, que una vez pasada la calculadora se quedaron en unos beneficios netos de 5.970 millones. Este resultado supera ligeramente los 7.280 millones de dólares que la propia Samsung ofreció como cifra orientativa a los accionistas, pero lo que es más importante y revelador: prácticamente ha conseguido duplicar sus beneficios con respecto al mismo periodo del año pasado. Buena parte de este éxito reposa sobre las espaldas del Galaxy S III, cuyas ventas han crecido gracias a su expansión internacional, aunque no se puede decir que el resto de los smartphones de Samsung estén funcionando mal. La compañía también indica que ha alcanzado una "rentabilidad líder en la industria" en lo que respecta a sus televisores, mientras ojea desde distancia variable la venta de paneles OLED para televisores (esos que nunca llegan), tablets y teléfonos smartphone de gama alta. Por otro lado, las ventas de semiconductores han caído un 8% debido a la ralentización del mercado de la informática personal, y Samsung no cree que las memorias DRAM y otros chips de precio elevado vayan a levantar cabeza a corto plazo. En el lado positivo, este es un sector rentable para Samsung, y siempre es posible que remonte más adelante con la llegada de nuevos dispositivos.
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